Nunca quise que me desordenaras la vida. Al contrario, quise que pudieras ordenarla.Mi mente vivía en el país de Nunca Jamás siempre volando a cualquier lugar.
Nunca quise llenar mi corazón de tinta, describiéndonos en simples palabras, sino sólo quise que fueras sincero a la hora de pedir perdón. Nunca hizo falta que me mostraras tus verdaderos sentimientos, simplemente quise apoyar la cabeza en tu hombro, echar unas cuantas lágrimas y escuchar de tu boca " Tranquila, todo cambia. Así es la vida. Buena y mala".
Pero siempre cada mañana un rayo de sol cruzaba los huecos minúsculos de la persiana proyectando una línea recta y sutil hacia el lado derecho de mi cama quedando iluminado y haciéndome pensar que aunque no permanecieras ahí tumbado mi sonrisa quedaría siempre puesta.
Y tras esto tengo dos opciones: vivir naufragando en tu recuerdo o vivir intentando volver a sentir. Claramente, eligo la segunda porque prefiero volver a sentir que naufragar en medio del océano sin rumbo el cual querer tomar.
Cuántas cosas y cuántos sentimientos han cambiado. Por ejemplo, en los vasos de agua ya no me ahogo y que, no debemos vivir con prisa, y vivir con prisa cada día significa aprovecharlo al máximo.
Si vives por vivir nunca llegarás a ser feliz y las calles por las cuales pases cada una de sus farolas se apagarán como si fuera una desilusión de que no estás como piensas de verdad. Estás mal.
Mi caso es huir de todo y de todos. Huyo de los problemas que acaban ocasionando la verdadera razón de las cosas y sencillamente tengo la obligación de echarlos a un lado,así porque sí. Cuando en realidad, no puedes echarlos a un lado, ya que si a tu vida han llegado son para que aprendas afrontarlos por muy difícil que sean, hazlo, porque si no lo haces el toro te habrá llevado por delante y ya no sabrás cómo arreglarlo.
Corre pero tampoco huyas.
NN.
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