Han pasado ya dos semanas desde que le dejé con la boca abierta en medio de aquella calle.
Nadie sabe como yo,el dolor que me invadió el pecho aquel día, cuando tuve que mirar hacia delante sin poder mirarle una vez más, sin tener el valor de decirle que me dejó hace cuatro años con una enorme rabia en el corazón y, tristemente, no sé cómo curarla.
¿Pero decidme vosotros cómo curo una herida que siempre por mas que la cierro siempre acaba abriéndose?
¡Marta! ¡Marta!- dijo gritándome en medio de la calle.
Puedes gritarme tan fuerte como quieras pero nunca te responderé a preguntas que hace tiempo te dieron igual- le contesté sin mas preámbulos y con lágrimas en los ojos, giré sin ser yo quien mandara a mi cuerpo. No comencé a correr sino dedique a mis pies una caminata tranquila para que el viento no me diera más de la cuenta en la cara.
Sé que se quedó más tiempo hasta que yo crucé la calle y la oscuridad me absorbiera. No sé cómo pero lo sé, sé que por fin la culpa le percató por mis palabras luchadoras ante un guerrero que no es quién dice ser. Es un guerrero egoísta a cual amé sin importarme otra cosa que no fuera él. Me enamoré. Tenía miedo de algún día hacerlo y que me partieran el corazón como ya ocurrió, pero es así como aprendemos y nos damos cuenta que la vida no es para vivirla sin preocupaciones. O al menos eso pienso yo.
Escribía, escribía en mi blog una y otra vez hasta que pasaban los días y el dolor, la decepción y el sentimiento que renacía este amor se convertían en ceniza como la leña de mi chimenea.
Quería volver para hablar las cosas de un modo más civilizado pero a la vez, quería matarlo, borrarlo, no de esta vida, sino llevarlo a otra calle, otra ciudad, otra provincia y hasta otro país. Lo único que quería sin ser ninguna amenaza era que se ocultase en dónde quisiera para que yo nunca le pudiera encontrar- le dije a Alicia por teléfono.
Ella sólo se dedicaba a escucharme porque no se creía lo que me había ocurrido, estaba en shock.
La persona que llevas años intentado olvidar aparece un día de la nada sin ni siquiera reconocerte- contestó ante mi última palabra- siento y no sabes cuánto lo que te ocurrió, ojalá hubiera estado allí para decirle cuatro barbaridades y también, que nunca se vuelva a acercar a ti.
La cruda realidad es esa, Ali, siempre Javier ha sido así, especial por describirlo de alguna manera.Ya no me duele el haberse marchado sin decirme nada, ahora me duele el hecho de no reconocerme- intenté explicarle de alguna forma a Alicia lo que llevaba dentro todos estos días, y sin poder evitarlo, mis lágrimas volvieron a caer.
Te quiero vida, mañana me lo cuentas si hoy ya no puedes con las palabras, además es tarde, y quiero que te acuestes. ¡No te olvides de la valeriana!
Así es cómo se terminó la conversación por teléfono entre ella y yo. Llena de dolor inexplicable y a la vez tan aliviador.
Nunca me faltaron las ganas de volverle a querer y ahora, mi corazón está en pausa pero mi mente, siguiéndola, es decir adiós a alguien que nunca supo apreciar el cariño que le daba.
No volví a saber nada de él, si te soy sincera lector, he querido saber pero si lo hacía,sabría que sería una persona inmadura y no avanzaría porque así ha sido con él, nunca podía avanzar ni para un lado ni para otro sino me esperaba un camino desviado cuya pancarta decía: Si buscas la felicidad por este camino la vas a encontrar.
Hacia allí me dirigí y nunca me hizo falta su recuerdo a menos que me topara con alguien nuevo con su misma personalidad para recordar lo mal que lo pasé y echarlo sin tener que decirme un por qué. Ya lo sé.
Hoy tengo el corazón abierto para quien quiera estar, pero lo echaré sin duda alguna si no va fiel a él.
FIN.
NN.